Ichi

Experiencias Zen del pequeño saltamontes

Po: Un hombre necio y absurdo al meditar estaba haciendo un estruendoso ruido con su respiración, la cual llenaba todo el Zendo. Tal era su insistencia y tal su cansancio que su ruido parecía ser el medio para alcanzar la concentración. Nada más erróneo que vivir la vida cansado. El Dhamapadha nos dice: “Larga es la noche para el que esta despierto. Largo el camino para el que está cansado”. Si el medio de tu vida es el cansancio y la queja nunca podrás dormir tranquilo y vivir en compasión. Lo tranquilo y lo compasivo, sin embargo, no son medios de la vida para un mejor vivir, sino, para un vivir liberado y feliz.

Saltamontes: Estoy a punto de mover el pie, esta posición no me convino, ¡pero no lo puedo mover! Uuuuno, doooooos, treeeees… No siento el pie, no puedo mover el dedo gordo. Me tengo que concentrar. ¿Pero cómo?, con esta locomotora a mi lado, ha de dormir horrible, pobre de su esposa, qué no puede respirar así: Uuuuno, doooooos, treeeees… Pero, ¿mi pie? Dios mío a qué hora se acaba…

Po: ¡Silencio!

Saltamontes: ¡Se calló! Uuuuno, dooooos, treeees, cuuaatro, ciiiinco, seeeeis, siieete, ooooocho, nuueeve, diiiiez, uuuuno, dooooos, treeees, cuuaatro, ciiiinco, seeeeis, siieete, ooooocho, nuueeve, diiiiez, uuuuno, dooooos, treeees, cuuaatro, ciiiinco, seeeeis, siieete, ooooocho, nuueeve, diiiiez, uuuuno, dooooos, treeees, cuuaatro, ciiiinco, seeeeis, siieete, ooooocho, nuueeve, diiiiez, uuuuno, dooooos, treeees, cuuaatro, ciiiinco, seeeeis, siieete, ooooocho, nuueeve, diiiiez…

Suena la campanilla.

Saltamontes: ¡Putas!, no siento el pie ni aún estirándolo, trataré de moverlo aquí. ¡No me puedo parar! Ya comenzó el kinjin, me encanta el kinjin.

Po: A diferencia del hombre necio y absurdo que buscaba en su respiración un mero entretenimiento para pasar el rato, el pequeño saltamontes trató de mantener la concentración, a pesar del propio dolor que habitaba su cuerpo, a pesar incluso de la falta de respeto de su compañero. Afuera la lluvia había caído y estoy certero de que en algún momento el pequeño saltamontes fue como las gotas del agua que se deslizaban por las hojas de las plantas, los drenajes pluviales o las calles; pero aún le falta llegar a ser el sonido que hacen las gotas cuando se desprenden del cielo para alimentar a la tierra. Por ahora está luchando con su pie muerto, dando curiosos saltos afuera del Zendo, cuando deje de luchar y deje ser pie a su pie habrá dado un paso a la libertad y habrá superado el miedo a la muerte.

kong


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